Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que está más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver.
Aquel amanecer despertó mi mente. Habían pasado ya dos años, y todavia seguia notando su ausencia. Las hojas de los arboles habian cambiado de color, y las flores se habian escondido.
Nadie supo de mi paradero por medio de siete dias y siete noches, la verdad es que no podia moverme de aquel sitio. Habia tanto que recordar... quie decidí sentarme en una de las rocas que habia cerca del valle, y esperé...
Aun manternia aquella esperanza que nadie me pudo arrebatar a pesar del paso de los años, pero mi conciencia sabía perfectamente que tu figura no aparecería por allí jamás. Y esperé...
El viento me susurraba al oido, y la sombra de uno de los arboles acariciaba mi figura.
Las calles comenzaban a estar desiertas, yacían bajo una nube de neblina. Las nubes habían resbalado del cielo y la lluvia invadió aquel ilusionado paraje.
Pensaba que si me iba, mis recuerdos resbalarian al igual que las nubes... Bajo la lluvia esperé...
[...]
Tu melodia me atormentaba cada mañana, cada tarde, cada anochecer, al igual que el llanto que esparciste la mañana que te olvidaste del mundo.
Aquella roca que habitaba debajo de aquel arbol empezaba a desgastarse...
Aun así esperé...Aun así te esperé
Pero debes recordar que el día que no esté sentada en esta roca, no será porque te olvidé, sino porque habrá cesado la tormenta que atormentaba mi vida...
[...]
S.Fdez.
Ohhh, vaaamos!!! ¿Que haces que no sonríes? 
