
Quizás García Márquez estaba en lo cierto cuando afirmó que "el periodismo es el mejor oficio del mundo". Quizás esta frase sea una confirmación de vocación, quizás una muestra de pasión, porque cuando un oficio se ejerce por vocación y con pasión, sin duda, ese es el mejor.
Mi pasión por el periodismo viene de tiempo atrás, cuando comencé a interesarme por el valor de las palabras. Al mismo tiempo comencé a sentir curiosidad por informarme sobre aquello que ocurría en el mundo, sentía curiosidad por saber sobre otras sociedades y culturas, sobre diversos personajes, y acontecimientos históricos. Y así, poco después, me apropié de una pluma y la escritura se convirtió en uno de mis mejores pasatiempos. Nunca olvidaré cuando di a conocer mi sueño a los demás: "Mamá, quiero ser periodista".
Tal vez esta profesión me atrae porque desde mi punto de vista se intenta dar ojos a las palabras, porque se intenta que lo invisible sea visible, porque la valentía forma parte del día a día. Quizás sea porque se es capaz de dar la voz a quien no la tiene, se es capaz de dar la cara, la cara que el poder muchas veces querrá ocultar, porque mediante las palabras, mediante la voz, mediante imágenes y sueños que nos hacen viajar, dudar y ser críticos, intentamos sembrar libertad. Es un oficio que permite expresarnos libremente y sin tapujos, respetando de la misma manera a todo ser humano, siendo éticos.
Un periodista se caracteriza a su vez por ser un gran lector, y con ello intenta descifrar el sentido de la palabra contando historias, unas reales y otras ficticias, pero al fin y al cabo historias, historias que entristecen, que conmueven, que violentan, que producen rabia, alegría, que hacen madurar, que divierten. Mediante esas historias, relatos, artículos y noticias, el periodista cautiva mentes y sentimientos.
A su vez, el periodista es conocedor del mundo. El oficio impone la necesidad de formarse una base cultural. Y es por ello que además de periodistas, en ocasiones se convierten en historiadores, geógrafos, filósofos o incluso economistas. Es además conocedor del pasado y testigo del presente, y puede que incluso del futuro.
Toda esa experiencia la da a conocer al mundo mediante imágenes que son transmitidas con palabras, y estas, unidas por la mano caprichosa del escritor o escritora forman opiniones y verdades, hechos que poco tiempo después llegan a los ojos y oídos de millones de personas en todo el mundo.
Precisamente por todos estos motivos estudio periodismo, por eso y porque quiero que mi oficio sea el mejor del mundo.