Me levantó el sonido de la radio que tenia puesta mi padre en la cocina, como cada mañana. Los rayos de sol invadían mi pequeña habitación, y ya no me asustaban las sombras de los peluches.Era de día.
Por suerte era Domingo, si no lo hubiese sido, ya habría llegado tarde a clase (pero que digo, si estabamos de vacaciones!!)
Fui a la cocina y me recreé un rato con el desayuno. Por fín había dejado de llover, así que salí a comprar el periódico. Me apetecía andar, pero prefería recorrer la avenida con la bicicleta de mi hermana mayor (Cojí la de mi hermana porque la mía tenía las ruedas pinchadas, un pequeño accidente por el campo...Me apasiona investigar por los sitios más inesperados)
Llegué a la puerta del kiosco, y aparqué la bici al lado de la puerta. Me bajé de la bici y...chop!! menuda gracia, un charco de medio metro invadía mi pie.
Justamente ese día, que había estrenado las zapatillas nuevas. Entré para comprar el periódico, y claro deje todo el establecimiento lleno de barro. Mejor no cuento lo que pasó por mi cabeza justo en ese mismo momento... zjsdfhñfjgnghzifu<ío!!!!
Llegué a casa y mi madre bociferó: ¡Pero que demonios has hecho!. Había dejado de llover, si pero que le vamos a hacer...
El día siguiente, que era Lunes, me levanté con el sonido de la radio que tenía puesta mi padre en la cocina, como caaada mañana. Volví a mojarme las zapatillas...
Pasados tres días, ya había conseguido resolver el enigma, podía hacer el día como yo quisiera, así que el Viernes, compré el periódico, pero llegué a mi casa con las zapatillas impolutas...
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