diumenge, 19 de gener del 2014

Luces

Son apenas milésimas de segundo lo que uno tarda en darse cuenta de que la luz es inestable. Parpadea, como algunas estrellas; desaparece, como otras cuando mueren; late, también, como ese músculo que siente y que padece, que ama.
Se apaga, se enciende, y apenas tarda. Artificial o natural, pero luz. Lo notas cuando más lejos está. Allí, en el horizonte, casi rozando la inmensidad de un cielo protector, tanto como el azul balsámico del mar, como la playa en enero. Pero hay que fijarse mucho para darse cuenta. Y sentir, a veces, vértigo al observarlo. Y paz, mucha paz.

Último Sol de 2013 - Valencia