divendres, 26 d’abril del 2013

La mano

"La vida a veces es tan breve y tan completa, que un minuto -cuando me dejo y tú te dejas- va más a prisa y dura mucho. La vida a veces es más rica. Y nos convida a los dos juntos a su palacio, entre semana, o los domingos a dar tumbos. La vida entonces, ya se cuenta por unidades de amor tuyo, tan diminutas que se olvidan, en lo feliz, en lo confuso. La vida a veces es tan poco y tan intensa -si es tu gusto-... Hasta el dolor que tú me haces da otro sentido a ser del mundo. La vida, luego, ya es nosotros hasta el extremo más inmundo. Porque quererse es un castigo y es un abismo vivir juntos". Jaime Gil de Biedma

Me agarra la mano tan fuerte que apenas puedo respirar. Pero no me disgusta, en absoluto. No me deja ni entrar ni salir. Estoy prácticamente dentro, pero en el límite de la duda. No se si subo o si bajo. 
Perfectamente, en cualquier momento, podría decidirse a soltarme cuando yo decida entrar. O incluso haga yo fuerza para resbalar de sus dedos poco antes de que me agarre la otra mano. Y ahí están, las manos, como el perro del hortelano pero entre las barcas. 
Los recuerdos que afloran y me sorprenden un día cualquiera, fuera de mi cabeza, en imágenes reales, me agarran del pié, y me complican aún más las cosas. Y estoy en el aire, como un interrogante. Soy casi, soy quizás, soy mitad. Pero solo sonrío, no más. 
Alguien viene y me dice que esto no me lleva a ninguna parte, pero a mi me da lo mismo, me da igual mirarme al espejo y ver que no tengo alas para echar a volar. 
Siempre dentro de un bucle que no parece terminar. Mis pies en circulo, mi mente en blanco y aciertos, ni uno. 
Pero tengo todo el tiempo del mundo para saber en qué concluyen mis sueños. O quizás no tanto. Y puede que sea más fácil de lo que parece. O quizás no. 
Quiero que así sea, fácil digo. Y me dicen que me vaya, una vez más. Pero aquí sigo... Y ahí sigue, la mano. 
Vaya por Dios.